En los últimos años de su gobierno, Porfirio Díaz, como siempre, intentó defender su puesto y mantener a los enemigos en línea. Sin embargo teniendo la vista ocupada en Limantour y Reyes no puso la atención debida a Francisco I. Madero. Éste último estaba en el norte haciendo de la suyas, mientras que los demás de una manera más clara competían por el poder. Cuando Madero alcanza un nivel de popularidad suficiente como para representar una amenaza para el gobierno de Díaz lo toman preso en San Luís Potosí, sin embargo éste logra escapar.
El apoyo estadounidense a Madero es inminente. Éstos vieron en el gobierno creciente de Díaz una amenaza y decidieron ponerle un alto. Apoyando a Madero con armas, alojo y hasta poniendo batallones en la frontera demostraron su preocupación por la amenaza que representaba México. La revolución no hubiera iniciado, al menos no de esa manera si no hubiera sido por los americanos.
El apoyo estadounidense a Madero es inminente. Éstos vieron en el gobierno creciente de Díaz una amenaza y decidieron ponerle un alto. Apoyando a Madero con armas, alojo y hasta poniendo batallones en la frontera demostraron su preocupación por la amenaza que representaba México. La revolución no hubiera iniciado, al menos no de esa manera si no hubiera sido por los americanos.
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